dimarts, 13 de novembre del 2007

Observatorio Dampyr (I)




No es que haga un seguimiento especial, pero siempre estoy especialmente atento a lo que se va publicando de Margaret Atwood.
En concreto hay dos libros de ella que considero extraordinarios. Uno es El cuento de la criada (1985) y el otro, para mí el más impactante, Alias Grace (1996).

Sumergido en mis cábalas y entre las reflexiones extravampíricas de uno de sus últimos libros (La maldición de Eva, 2006), un ciclo de conferencias muy agudas y amenas entorno a las escritoras y los personajes femeninos en la literatura (un bombón absolutamente recomendable), cuál es mi sorpresa al encontrarme con el siguiente párrafo:

“Otra vuelta de tuerca, de Henry James y Drácula, de Bram Stoker, están en gran medida basadas en motivaciones ocultas y ambas giran en torno a la noción de sexualidad femenina. Antes los hombres lobo eran siempre varones, y las mujeres vampiro normalmente eran meras comparsas; pero hoy en día hay mujeres lobo y también hay mujeres en el papel de chupadoras de sangre. No sé si eso es una buena o una mala noticia”

Y claro, no puedo evitar que se dispare la neurona supersticiosa y me pregunte sobre la extraña conjunción que parece haberse desatado sobre la información que últimamente cae en mis manos. Doy gracias por no haber tenido la idea de hacer un blog sobre los perros chiguagua, con todos mis respetos hacia la raza y el simbolismo frankfurero que se deriva, pero no quiero ni pensar en el tipo de información que coincidiría en mi tiempo-espacio ahora mismo…

Siguiendo con la Atwood, y unas páginas más adelante, aparece esta observación que me ha parecido de lo más aguda, acertada y simpática:

“Siempre he sabido que había papeles malignos fascinantes para las mujeres. Para empezar, cuando era pequeña me llevaron a ver Blancanieves y los siete enanitos. No me importó la ética protestante del trabajo de los enanitos. No me importó el mensaje “las aburridas tareas domésticas son una virtud”. No me importó el hecho de que Blancanieves fuera un vampiro; alguien que yace en un ataúd de cristal sin pudrirse y luego vuelve a la vida ha de serlo.
La verdad es que me quedé paralizada en la escena en la que la malvada reina bebe la poción mágica y cambia de aspecto. ¡Cuánto poder, cuántas posibilidades inéditas!

Y claro, he decidido abrir ese “observatorio Dampyr”, a la búsqueda de esos vampiros y vampiras que han estado siempre ahí…sin nosotros saberlo…

Añado este fragmento, antes ñoño pero ahora con otra mirada posible.


2 comentaris:

  1. Bueno bueno bueno
    Nano, això es un blog i la resta son històries i cabories
    Molt al teu estil, segons sembla, i com a mi m'agrada, clar
    Felicitacions, doncs, per la nova i pel "Quid pro quo" i, of corse, m'apunto el llibre de la Margaret...

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  2. Gràcies cronopio. també segueixo el que m'envia amb molt d'interés.

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